miércoles, 24 de diciembre de 2008

Anuario '08

31 piezas de un puzzle sin solución son el resultado de las inquietudes de Viktor Faccuy en este 2008. A modo de homenaje al misterio y a la tensión sugerente de las frases sacadas de contexto, recopilo aquí en este último mensaje de 2008 los títulos de todos los posts. Y también decir, de su parte y de la mía, que gracias por haber pasado por aquí estos meses, esperando haber cumplido el objetivo ideal de la reflexión o el práctico de la solución a un problema.

o Cómo decirte lo que no quiero...
o No tenía casi nada...
o Inestable
o Evaporación de ideas
o Buscándome el viernes en el periódico...
o Y la infancia recluída en archivadores verdes...
o La vida en juego
o Lo he encontrado
o Entre 2 latidos: Tenacidad y compromiso
o De reportero, cautivado por la esgrima...
o El sacrificio
o Greatest Hits
o Con dos quintos de locura y música en el horizonte...
o Exceso de señales
o ¿Qué manifiestan las preguntas cortas?
o Jodido y radiante
o Para los que buscan...
o Las 10 del 22: Julio 2008
o La marca de la gloria
o Bajo la influencia del 22...
o Las 10 del 22, edición de mayo
o "Ruud, querido antihéroe", por Frédéric Hermel
o Diagnóstico: Relativizo...
o Las 10 del 22, edición de abril
o A veces pierden los buenos...
o Creando rutinas: Las 10 del 22
o Parece que la vas a romper...
o Encontrando la voz en otros
o Simplemente... Y tú no lo tienes
o Presunción y culpabilidad
o Pánico a los años pares

¡Feliz Navidad!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Cómo decirte lo que no quiero...

Porque muchos se aterrorizarían si me oyeran decir lo que no quiero, dejo a Sabina que hable con voz firme, para que muera por mi y me conceda ante los ojos de los demás aún un halo de excelsa normalidad.

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.


Contigo. Joaquín Sabina.

jueves, 18 de diciembre de 2008

No tenía casi nada...

Allí estaba ella, subiendo al autobus, sin ninguna prisa pese a que el resto aguardábamos con impaciencia por sufrir un retraso más. Agarraba con fuerza una carpeta desgastada, apenas visibles las fotos recortadas de sus ídolos de provincia. Vestía sin ningún sentido estético, o al menos eso comentaba la pareja que se sentaba en la segunda fila. Tenía el pelo rizado de tal forma que daba miedo surcarlo, y no habría jurado que allí debajo no se ocultara un cachorro. Si te cruzaras con ella no recordarías sus ojos más que por un exceso de maquillaje. Sus pecas en el cuello eran demasiado grandes para resultar atractivas. Tampoco era una chica especialmente proporcionada, y sus largos brazos no se correspondían con su escasa espalda, su trasero elevado, sus muslos abultados. Al andar no cojeaba, pero arqueaba las piernas demasiado, como si fuera incapaz de andar de una forma relajada. Y por último uno de sus zapatos rezumaba betún barato mientras el otro se conformaba olvidado con sus tonos claros, lo cual terminaba de definir una imagen ciertamente desoladora.

Y sin embargo, ahi estaba yo, incapaz de emitir una mínima queja. Rendido a la evidencia, repitiendo la misma frase varias veces, acariciando cada palabra más y más ensimismado, convencido de que sólo por esto ese día merecía la pena.: Hay sonrisas que ganarian una guerra. Y la suya era una de esas.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Inestable

Hago listas de tareas que no cumplo en absoluto.
Me esfuerzo en conocer a gente a la que el día siguiente decidiré no volver a ver.
Cambio cada semana de promesas siendo imposible encontrar ninguna que valga la pena mantener.
No estoy triste ni alegre, y busco mis sensaciones entre los estados positivos y negativos de la euforia.
Caigo varias veces sobre la misma herida, aún arrepintiéndome cada vez que lo hago.
No duermo y pienso en ella, más a los pocos minutos decido que no es lo que quiero. Conseguirla sería el peor de mis fracasos. Sólo que no conseguirla es el segundo peor de los fracasos.
Bebo mucho, y siempre tengo sed.
Cambio monedas por oportunidades que siempre desaprovecho, casi desprecio.
Me esfuerzo en acicalarme con una colonia que sin embargo el día anterior diluí con vodka y agua.
Me abofetean sin escrúpulos, y no reacciono más que dejándome llevar, olvidando mis principios, en los cuales pienso más que nunca.
Dicen que estoy llegando a la meta. Tal vez aquellos atajos no fueran la solución a todos mis problemas. Yo con todo me veo más lejos que nunca.
Me digo que debo dar vueltas en círculos antes de que sea tarde, antesde andar de más, y pese a todo acelero con más fuerza, por inercia.
Lo único que no cambia, ¡ay!, es este estado que te define: Inestable. Hoy, mañana, y ayer. Muchos días acumulados. Ninguna solución. Al menos esa filósofa que no soportabas dirá que te encontrarás entre todas esas cosas lo mejor de la vida, que sólo en los extremos encontrarás lo realmente valioso. Y tú seguirás pensando en eso que leíste y te harás el bobo un poco más. ¿Hasta cuando? El tiempo corre.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Evaporación de ideas

Luchando contra la evaporación de ideas que le atacaba cada mañana, la señorita Fleuvert salía de su casa con una agradable sonrisa. Saludaba a cuantos paseantes cruzaran la mirada con la suya, se sentía inmensamente realizada cada vez que encontraba un músico en la calle, ya fuera un singular violinista o tan solo un esforzado organista en playback, y se concedía todos los caprichos dulces y salados que parecían llamarla desde los escaparates. Era sin duda una mujer nueva desde que apenas recordaba nada de su pasado. Los años en que las estrictas maneras de su madre habían agriado su carácter formaban ya parte de su testamento vital. Ni rastro tampoco, más que en los incrédulos compañeros de facultad en los años setenta, de las piezas de fruta que servian de único y exclusivo alimento a Margarita Fleuvert siempre que quedara algún rayo de luz. Y por supuesto nada de la literatura tan fantástica como terriblemente desaconsejable para ella que la había encerrado en sus paranoias. Todo aquello y todo esto, separados por una frontera perfecta, tan fina como intraspasable. La frontera de la memoria. Porque a veces, todo lo que nos queda para llegar a nuestro destino, quizá la única forma de conseguirlo, es olvidar todo lo que hemos aprendido por el camino y empezar de nuevo. Con todos los riesgos, por supuesto...

Pero claro, ¿quién se atreve a olvidar?

sábado, 1 de noviembre de 2008

Buscándome el viernes en el periódico...

- No tiene ningún sentido, así no podré nunca retratarte: Debes decidir cuál de tus vertientes es la que domina tu ánimo, para que yo pueda empezar a dibujar. Empecemos de nuevo: "¿Crees o no en la influencia de los demás en ti? ¿Crees, en definitiva, que el mundo te rodea sin sobrepasar la mampara de la formalidad, o en cambio que no existen más mamparas que las que te coloca tu torpeza social?
- No lo sé, no lo sé. ¿Quién tiene respuestas? Yo sólo sé que cuando abro el periódico los viernes, suelo acabar en una sección de contactos... ¿conoce usted de que le hablo? No, no se ruborice, creo que me ha entendido mal: No es asunto de meretrices, sino un rincón más bien dedicado a los amores misteriosos. Ya, parece lo mismo, peor no lo es, déjeme explicarme más: Básicamente, dos personas se cruzan sin más aliado que el destino en una estación de autobús, en un concierto de REM, o mesa contra mesa en un Starbucks, y se quedan prendados (al menos uno) hasta tal punto de no poder olvidar al otro un buen rato. Sin embargo, no se dicen nada (o apenas nada) y aprovechan el rincón del periódico de los viernes para dejarse un mensaje, para saber si son correspondidos. Es gente que cree en el poder de una mirada o una conversación inacabada, pero incluso más: cuanto más sútil haya sido el contacto previo, cuanto más total sea el desconocimiento de la otra persona, más seguros están de que era justo lo que estaban buscando. Es un extraño milagro.
- ¿Qué tiene que ver eso con usted? ¿Qué tiene que ver en definitiva con lo que estamos hablando desde hace ya... 50 minutos?
- Tiene toda la razón, como siempre por otra parte. Sacaba a la palestra esta historia porque los viernes, cansado de una semana agotadora y fácilmente olvidable, abro el periódico y busco sin reparos esa sección. Y la leo con una avidez tremenda, con una insensata seguridad de que voy a aparecer en esa sección. Que esta semana será imposible que alguna admiradora no me haya dedicado un mensaje en esas líneas. Dudo si es soberbia o desesperación, o una mezcla de ambas. El caso es que llego a la página 2 y me busco en cada situación: Metro de Ópera, camiseta negra. ¿Por qué no estuve ese día en Ópera? ¿Por qué llevaba una insípida camisa de rayas azules? Y después un mensaje enigmático, buscan a un Robin Hood. ¿Quien podría pensar en mí como Robin Hood? Luego el bar oscuro, la casa rural, la salida de ese garito de moda. El caso es que analizo uno por uno todos los anuncios, me busco con descaro, suplanto todas las identidades esperando que una coincida conmigo: supongo que hasta ahi llega mi ego inicial.
- ¿Y luego qué?
- Luego tiro el periódico, cierro su dichosa mampara y me tomo hasta casi empacharme cucharadas de helado de caramelo.
- Y sin embargo sabe que el problema es esto último y no hace nada por evitarlo.
- ¿Los empachos de helado? Me gusta el caramelo.
- No, claro que no. Me refería a cerrar la mampara. Y a la debilidad de su ego, por añadidura.
- Creo que nos queda mucho trabajo, camarada. Pero mientras, pinte aunque sea los decorados: No me gusta verle tan desocupado por un asunto con tan poca solución como éste. Retrate, retrate...

sábado, 18 de octubre de 2008

Y la infancia recluída en archivadores verdes...

Porque a medida que se gana responsabilidad se pierde fantasía, porque las formas obligan a olvidar la inocencia, porque la vida ya no te deja ser ingenuo, o por puro azar combinatorio, lo cierto es que te han sorprendido esas hojas de papel milimetrado: Apenas recordabas la lista de alturas y pesos, no tenías ni idea de haber estado ente Birli y Birloque, y habrías apostado sobre seguro porque nunca habías viajado al centro de la tierra. Debe ser que llevas 3 o 4 cientos de vidas recorridos que no te dejan recordar lo que queda atrás después de cada salto, cada nueva etapa. Menos mal que entonces quedan las noches de absurda melancolía y los archivadores verdes. Así que sí, al menos como recuerdo, ahi les dejas un particular (y muy pasado) viaje al centro de la tierra, orgulloso de que haya formado parte de tu evolución:

En realidad no estaba muy convencido. Era un tunel algo pequeño pero para mí era lo más impresionante que había visto en mi vida. Había un problema. Un cartel ponía: "Solo para mayores de 18 años". Además es obligatorio llevar calcetines de hierro, cuida-narices, ir boca arriba y pagar 25 pesetas. Las 25 pesetas sí las tenía pero mi edad no era suficiente. Decidí ir escondido hasta allí, y en un momento de despiste del guarda, me colé. Pero, como en una cosa muy importante, hay más guardias. Me salvé por los pelos. Casi me cogen pero mi suerte me hizo volver a casa, eso sí, bastante nervioso. Aunque seguí intentándolo. Esta vez me salió bien. Le di una patada al primero, y al segundo y al tercero les dije que había un incendio. Cuando volvieron, ya lo tenía puesto todo (incluso tenía una bolsa de patatas fritas para tomármela puesto que el viaje duraba 30 minutos y 15 estaría al descubierto).

Había murciélagos, vacas, de todo, pero eso fue de lo que había más. A los dos minutos sentí una sensación de calor pero enseguida se me quitó. Seguía adivinando cosas. Sabía que estaba en una zona de tomillo. No me equivocaba. Era una sensación apasionante, alucinante, increíble, lo que nunca podía haber imaginado. Los calcetines de hierro se iban desgastando pero como quedaba solo un minuto para salir al exterior estaba tranquilo. Ahora me disponía a abrir la bolsa de patatas, con curiosidad en el cuerpo de si serían verdad las cosas que me habían imaginado. En efecto, era así. Y mientras me acordaba de la primera vez que lo vi, las dudas que tenía, y el problema que al final conseguí superar.

Me quedaba ya poco, estaba en una recta, y bajaba de velocidad. Cuando llegué, el señor que preguntaba qué tal había ido se quedó muy extrañado al ver que no tenía suficiente edad, pero amablemente me ayudó a quitarme los calcetines de hierro, y él quitó también mi cuida-narices.

Llegué al colegio a las 9:30, como siempre, pero con una gran sonrisa por haber estado en ese gran tunel.


Mi viaje al centro de la tierra. Viktor Faccuy, cuando contaba 10 primaveras.

sábado, 4 de octubre de 2008

La vida en juego

Me sugiere en este momento...

La vida en juego

Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.

Donde tengo el amor, toco la herida.

Donde pongo la fe, me pongo en juego.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.

Al siempre va. Mantengo mi postura.

Si sale nunca, la esperanza es muerte.

Si sale amor, la primavera avanza.


Ángel González. La vida en juego.

viernes, 3 de octubre de 2008

Lo he encontrado

Sin duda, esto es lo que buscaba. Por fin hay algo muy importante que contar. Por fin ves más allá de esas pequeñas situaciones que has estado diseñando durante años. Ahora adivinas hilos en todas partes. No puedes contarlo aún, pero ahi está, va a salir en cuanto tengas algo de tiempo. ¿Idea recurrente? ¿Un amago más de inspiración para caer de nuevo en los síndromes de la hoja en blanco? Un síndrome tal vez haya de fondo, pero no lo toques, esta vez no. Esta vez no es nada recurrente. Esta vez es verdad. Lo que tienes entre manos es puro brillo. Solo necesitas tiempo para expulsarlo a borbotones sobre servilletas de colores claros y rollos económicos de papel higiénico. Qué paradoja: Esperemos que ese tiempo no desgaste los hilos, y que algo siga circulando por ellos para mantenerse vivos cuando encuentres el momento de completar tus historias.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Entre 2 latidos: Tenacidad y compromiso

Viktor ocupado y surcando la sonoridad de las grandes palabras. Palabras que quieren ser escuchadas, y por ello Viktor las repite más allá de que tengan que ver consigo mismo. Trata de no mentir sobre sí mismo, pero a su vez entiende que nadie busca sus preocupaciones. Respirando fuerte, acompasando nuevas palabras con eventos rutinarios, golpes maestros guiados por su corazón. Tras cada latido, cada nuevo sonido puntual, esperado, impenitente, se provoca un suspiro 1 segundo después al no saberse el último y encuentra una nueva palabra. Comienza a fijarse incluso en los poemas breves del Metro, y descubre sorprendido descripciones exactas a sus anteriores búsquedas. Cuando uno se olvida de buscar, suelen suceder estas cosas: Un fragmento de realismo muy unido al mundo interior de Viktor sale a la luz.


Para que yo me llame Ángel González

(...)
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

Ángel González. Para que yo me llame Ángel González. (Enlace a poema completo).
Áspero Mundo. Madrid. 1956.

lunes, 8 de septiembre de 2008

De reportero, cautivado por la esgrima...

Una experiencia más para Viktor, fruto de la casualidad y de estar más que nunca con la lucidez adecuada en el momento y sitio exactos. Una oportunidad de preguntar al primer medallista español en esgrima en unos juegos olímpicos, en 20minutos, en una de las tan habituales entrevistas hechas por los lectores para "fomentar" la implicación en los medios. La verdad es que ante tanta sosería en tantas entrevistas, tal vez no sea este mal remedio. Aunque los lectores tampoco están, estamos, libres de convencionalismos. En cualquier caso, ante los lectores, un tipo que ha sabido retar al marketing con su nombre de guerra, Pirri, con su eterna ironía, y con un siempre bien valorado concepto de la competición y el valor que le permiten dar el máximo en las situaciones extremas. Un luchador, en definitiva, aunque con la elegancia de dirimir con un estoque las disputas. Agradeciendo a Pirri la respuesta entre tantas preguntas, dejamos la transcripción de la pregunta lanzada por Viktor Faccuy y su respuesta:


34- La esgrima es un deporte de valores y principios nobles, y que da lugar a mucha "mística". No sé si habrás leído "El maestro de esgrima" de Pérez-Reverte y si piensas que existe la estocada perfecta ;). En relación a eso también, ¿algún otro libro de esgrima que conozcas y recomiendes? ¡Felicidades por la medalla!

Dice ser: Viktor Faccuy

La estocada perfecta es la que le di al húngaro, el último tocado que me dio el bronce. Te recomiendo una peli: 'Los Duelistas'. Muestra muy buena esgrima.



Con la tarea pendiente de ver "Los Duelistas", y el compromiso de hablar de esgrima en un futuro intemporal en el blog, se despide Viktor de estas líneas.

Enlace a la entrevista completa a José Luis Abajo, Pirri, en 20 minutos.

sábado, 6 de septiembre de 2008

El sacrificio

No supe que aquello no lo provocaba hasta dos meses después de tomar esa decisión. De cualquier forma, ya había descubierto días después por otros medios que el sacrificio había sido inútil. No obstante, fue en ese preciso instante en que el presentador de aquel concurso mencionó que el chocolate no tenía ninguna relación con el acné (según numerosísimos estudios) cuando yo terminé de tener todo claro. De descubrir a mi manera la camara oculta de aquella broma que se había extendido ese verano. En resumidas cuentas, había decidido prescindir de las galletas, los barquillos, y esas tabletas excesivamente cargadas de chocolate diez días antes de que nos viéramos con la única intención de mostrar mi mejor semblante. Sacrificar ese exceso de fogosidad que me daban el azucar y el cacao para presentar una piel sin rasgo de materia grasa ni de granos inoportunos. Aceptar ese sacrificio era en realidad manifestar mi derrota vital: mi primera gran excepción a la regla de cuidarme de los demás y sentirme el centro del mundo. Luego supe, con los años, cuando las excepciones se fueron convirtiendo en reglas y las reglas en excepciones, que realizar esos sacrificios no era más que aceptar un estrato común en la categoría humana. Y que darse cuenta de que los sacrificios eran absurdos y no tenían ningún sentido, y por encima de todo ello seguir haciéndolos, era un signo de la mayor pasión humana que conocen por amor. Ese estúpido enemigo otrora.

Es imposible que ella lo hubiera notado. Tampoco era esa la intención manifiesta. Pero tal vez si hubiera conocido mi sacrificio habría sido distinto. Entiéndanlo, me moría por el chocolate (con almendras generalmente) después de cada comida: Rebanadas de pan con chocolate al desayunar, un trozo generoso de tarta de chocolate prefabricada después de almorzar, y unas galletas o barquillos con chocolate después de cenar, al calor de la estufa. Todo para llegar al día elegido, bordar las tradiciones de cualquier cita, y fracasar en el asalto. O más bien, decidir no jugarlo en el momento exacto en que los jueces mostraban una desventaja de 17 puntos entre mis sueños y los hechos.

De todas formas, si el camino vale de algo, durante esos diez días de sacrificio yo creí formar parte de algo importante. Y al fin y al cabo, son solo estudios los que dicen que el chocolate no provoca acné. E incluso, puede que ella se diera cuenta de forma inconsciente de todo. Dudo que diera una minima validez a lo primero si no deseara la segundo, pero eso no importaba ahora. Por eso, al recuperarme del impacto del descubrimiento, pude sonreir y seguir creyendo en lo que hacía. Ahi fuera seguía todo igual, y yo terminé con el paso de los minutos por seguir ensimismándome con cada nueva pregunta del concurso: Diciendo que no, que la capital de aquel país báltico nunca sería Varsovia, mientras tomaba tres onzas mal partidas de fondant.

martes, 26 de agosto de 2008

Greatest Hits

Sirva esta entrada (esta nube de tags para los más técnicos) a modo de homenaje, recopilatorio, colección, o la acepción que ustedes consideren. Porque toda actividad requiere de una segunda lectura, me sumerjo en la que Wordle me ha recordado para este blog (en 2 imágenes con la misma información).






Imágenes generadas por Wordle.net.

viernes, 22 de agosto de 2008

Con dos quintos de locura y música en el horizonte

La Estética es la rama de la Filosofía que tiene por objeto el estudio de la esencia y la percepción de la belleza. Al menos eso nos dice, entre otras, la wikipedia. Más me costaría hacerles creer, supongo, que todas esas percepciones son realmente bellas, y no simples anagramas vistos con unos binoculares desenfocados. Porque es iluso pensar que las mismas canciones nos ericen la piel de la misma forma. Porque es contrario al romanticismo pensar que la misma metáfora sirva para dos parejas diferentes. Sin embargo, podríamos hallar un sinfín de adeptos para cada expresión considerada bella por al menos uno de nuestros semejantes: el deseo de individualismo pocas veces vence con certeza las pautas comunes, casi monótonas, de los sentimientos. Del mismo concepto estético extendido sin cuidado por las multitudes.

En mi teoría, no obstante, algo se tambalea: el número de adeptos. Y cuando me planteaba mencionar esta rama "estética", que me rodea en cada vez más reductos, tuve que partir de la premisa de carecer de adeptos suficientes para cimentar la anterior teoría. Como no parecer un charlatán y pecar de pretencioso si digo que la ciencia más formal puede ser fuente de inspiración para los más puros sentimientos. Como esperar aprobación de ello. Y sin embargo, ahi están, las matemáticas, rebosantes de expresiones electricas, exquisitas, sin igual. Son capaces de dar explicación a lo imposible, de proporcionarnos formas y fórmulas de vida. Tal vez hasta llegaría a decir, en un arrebato, que la matemáticas son la más cuidada de las literaturas existentes. Cada explicación, hasta la más trivial, esconde una historia minuciosamente relatada, existente, perfecta. Incluso capaz de recoger la imperfección cuando nuestros problemas chocan con los caminos inescrutables de un capítulo tímido que calla ante nuestra presencia.

Podría extenderme hasta el infinito, hallar la parte de mi alma que multiplicándose por sí misma llegase hasta la tuya, o continuar mi camino siempre recto, sin cruzarme con mi destino, siguiendo rumbos paralelos. Porque seguir con mis frecuentes desvaríos hallando la suma exacta de la locura es un reto apasionante; pero no es menos cierto que hoy no quiero parecer menos cuerdo que el que aún lee estas líneas, por lo que dejaré que sea Antonio Vega el que en una décima de segundo nos deleite con la maravilla que surgió de una noche indivisible entre las matemáticas, la física y el debate entre la poesía y los falsos poetas.

Un momento en un agenda,
una décima de segundo más.
Vuela, va saltando de hoja en hoja
mil millones de instantes de que hablar.

Una ráfaga de aire frío,
un molino de viento hace girar.
Sigue, va rodando sobre su eje
describiendo una trayectoria más.

Y es que no hay nada mejor que imaginar,
la física es un placer.
Es que no hay nada mejor que formular,
escuchar y oir a la vez.
Mide el ángulo formado por ti y por mi,
es la solución a algo muy común aquí.

Ahora tú no dejes de hablar,
Somos coordenadas de un par.
Incógnita que aún falta por despejar.

Busca un libro que diga "como",
luego otro que se titula "si",
un tercero llamado "nada",
es la forma del círculo sin fin.
Y es que no hay nada mejor que revolver
el tiempo con el café.
Es que no hay nada mejor que componer
sin guitarra ni papel.
Paralelas, vienen siguiéndome.
Espacio y tiempo juegan al ajedrez.

Ahora tú, no dejes de hablar.


Antonio Vega. Una décima de segundo.

Y un segundo más para un fragmento de Iván Ferreiro y sus recientes personalidades, que menos que un ataque a la razón para concluir:

Los diez siguientes pensaban en diez cosas diferentes
llegando hasta los veinte sin saber que podía decir,
simplemente que aún no sé contar,
simplemente que aún no sé contar.


Los treinta siguientes se pillaban con los dientes,
se peleaban y jugaban a ser fuertes,
los números pares no encontraban sus lugares,
los impares parecían números naturales.

Los decimales sugerían que no éramos normales
y el infinito los convierte en números irracionales ...
irracionales ...
irracionales ...
irracionales ...

No hablaremos de los números primos
que sólo se dividen por uno o por ellos mismos.

Irracionales ...


Iván Ferreiro. Personálidad múltiple.

No, ni lo pienses. Ni antes intentaba emular a Antonio Vega o a Iván Ferreiro, ni ahora aprovecharé la excusa para seguir imprimiendo de teóremas matemáticos las palabras que deje caer por aquí. Al menos, de momento. Pero déjame decirte con la boca pequeña que ese mundo que apenas entiendo y que tantas incógnitas sin resolver me deja cada noche... se parece tanto a las matemáticas que de vez en cuando, una cifra o un axioma, también me provocan pequeños tembleques y sentidos escalofríos.

martes, 12 de agosto de 2008

Exceso de señales

Para mí, al menos desde hace 5 minutos, la intuición no es más que la capacidad de uno mismo para capturar las señales que flotan en el ambiente. Quizá el problema esté en que las señales sean sólo eso, señales, y no historias completas como definen las corrientes más espirituales. De la misma forma que otros inventan marcos para esas historias incompletas, yo enebro planes imperfectos con las señales que me llegan últimamente. Y se obtienen bordados: Unos quedan más optimistas y otros menos, pero hay donde elegir. Aunque no puedo engañarme: Las señales generales son excesivas y negativas. Lo único se parte en dos, lo especial se difumina en una rutina que llega en el momento más fascinante y menos rutinario imaginable, y las interpretaciones van cayéndose hasta dejarme solo un par de elecciones, a lo sumo 3, en la historia.

Quiero pensar que este exceso de señales es el comienzo de una historia: Tal vez esa historia no sea más, no lo niego, que producto de un exceso de señales aún mayor proporcionado por un fracaso inspirador. Y puede que las señales me regalen una historia que contar en vez de una que vivir, que de éstas últimas, mas baratas o más glamourosas, siempre hay en la lista de acciones pendientes. En cualquier caso, a estas alturas de blog, fijarse en el exceso y no en la fatiga debe ser una buena señal.

lunes, 11 de agosto de 2008

¿Qué manifiestan las preguntas cortas?

- ¿Y qué tal te fue el día?
- No hice nada.
- ¿No te pasó nada fuera de lo normal?
- Exactamente.
- Bueno, estoy dispuesta escuchar incluso vivencias normales hoy, inténtalo.
- Como quieras, pero no esperes montañas rusas.
- Ya sabes que yo no espero prácticamente nada.
- Mientes, aunque me intriga el prácticamente.
- Es igual, y además es tu turno.
- Está bien. Hoy me levanté más allá de la 1 de la tarde, con una dosis extra de cansancio y pereza. Mientras me recuperaba de un estado de embotamiento general, recordaba que había estado soñando conmigo mismo comiendo anacardos. Fui al servicio, pero no me lavé. Bajé las escaleras y busqué algo para beber. Encontré un zumo abierto de hace un par de días, de piña y uva, y me serví medio vaso. Mientras lo bebía, mojándome la cara más allá de los labios, fui por curiosidad a comprobar cuantos anacardos quedaban en la bolsa: Estaba casi vacía. No pensé más en media hora, que estuve tirado en el sofá, una vez que conseguí acomodarme los innumerables cojines que siempre intentan colocarme en un jeroglífico. Está bien, sé que exagero.
- No te preocupes, tampoco me lo iba a tomar en serio.
- No tomarse nada en serio es mi sustancia preferida, tal vez está mal que te influencie con mi personaje.
- Me figuro que te sacaste ese personaje de Crimen y Castigo, un día de relectura.
- Habría sido una forma como otra cualquiera de existir. Y para existencia, ya estaba con la de hoy. Tal vez fue demasiado poco decir que me arreglé en el sofá media hora, fui a almorzar. Patatas fritas sin sal, pan de molde, tomates poco maduros, un filete hecho del día anterior y un cuchillo sin sierra. Entre medias me acordé de que no había recogido las cartas, aunque tampoco me interesaban, y pese al descubrimiento no abrí el buzón hasta esta noche. Luego cogí un papel y un boli, y abrí ese curso insípido para aprender inglés. No me concentré demasiado, y decidí dejarlo cuando me hablaban de las preguntas cortas para manifestar interés, y yo escribí preguntas cortas para manifestar tristeza. Pese a haber sido un malentendido, yo estaba muy seguro de que las preguntas cortas nunca mostraron ningún interés. Ni siquiera las largas, que como mucho manifiestan una excesiva petulancia por quien las hace, creyéndose más importante que cualquier respuesta.
- Me habría costado hacer una pregunta más larga que tu respuesta.
- Todo es ponerse. Luego recuerdo en un espacio de dos horas lavar los platos, atender a dos llamadas de la misma centralita, y fijarme en las estadísticas de un partido de cricket. Tuve tiempo para confirmar mis terribles sospechas de que nadie está libre de ser absolutamente irresponsable y banal, y que llevar entrenando a un equipo dos generaciones no implica conocer a nada ni nadie. Supongo que, en cualquier caso, ese fue el punto de inflexión del día, porque después me apeteció escuchar de nuevo esa canción que tengo en la cabeza estos días (junto a otro puñado).
- ¿Los jóvenes mueren antes de tiempo? ¿Deluxe?
- No, aunque bien habría podido desear escucharla. Esapertenece al puñado. Yo quería escuchar la canción rebelde de Quique González, peleando a la contra, y sentir de nuevo un angustioso tono de voz para agitar el ánimo. Yo no quería pelear hoy, pero solo era cuestión de interpretarlo de otra forma. Al fin y al cabo, es impensable que me cruce a Susan Sarandon bajando la escalera de mi casa y comiendo anacardos, ¿no te parece?
- ¿Me creerás si te digo que hoy comí anacardos?
- No creo.
- Bueno, es natural. Ni lo hice, ni me extraña que cambiaras el interés por la tristeza. Menos mal que no te tomas nada en serio y mañana tendrás una sonrisa, un torrente de energía, un sinfín de principios con los que aburrir al más vital, ¿verdad?
- Ni lo dudes, nada vale la pena para ser tomado en serio.
- ¿Nada?
- Nunca hablo en serio, lo hemos dicho ya varias veces. Pero nunca hay demasiado que perder, ¿no?
- ¿Sabes que ya llevas dos preguntas cortas?
- Es mi forma de escapar a las respuestas largas.
- Tal vez sea solo tu forma de rehuir la tristeza y manifestar interés.
- Tocado. Pero ya es tarde para eso. Quiero que el resto de la noche sea para ti.
- ¿Para mi?
- Para ti, conmigo, supongo.
- ¿Pretendes seducir a alguien cavilando suposiciones y diciéndole que no se tome nada en serio?
- Ni siquiera eso, ni siquiera...

martes, 5 de agosto de 2008

Jodido y radiante

Forma simple y genial de definirse, Benedetti y yo coincidimos en una fase del tunel. Dejo constancia del final de este poema, que me ha cautivado en las últimas fechas, a la vez que comprometo mi palabra en hablar, algo más adelante, de este uruguayo orgulloso y recolector de sensaciones en frascos pequeños.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Viceversa. Mario Benedetti.
Afuera el sol ya casi juega a las cartas con el amanecer...

sábado, 26 de julio de 2008

Para los que buscan...

Hoy seré breve. Una cita únicamente, suficientemente popular para no necesitar explicación ni, admito, pecar de original. Pero las citas son de los momentos, y a los momentos no se se les puede decir cuando deben llegar:

Y fueme peor, como v.m. verá en la segunda parte, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres.

(El buscón. Francisco de Quevedo y Villegas).

miércoles, 23 de julio de 2008

Las 10 del 22: Julio 2008

Dubitativo. Perdiendo la memoria. Trazando nuevas carreteras que se cruzan con anteriores bocetos sin ser consciente de ello. "¿Le ocurre algo, caballero?", te repiten varias madres primerizas que chocan con tu ensimismamiento. Tú no respondes, pero diriges la mirada más allá del horizonte. Un nuevo número avanzando, un nuevo 22. Un recuerdo, o varios, te rodean, pero quien sabe si son los adecuados. Tiendas. Papeleos. Respirar con dificultad por la fatiga. Sentir la sangre avanzar. Perderte en la humanidad mientras el tiempo pasa, para luego no acordarse de nada. Para siempre solo llega hasta el domingo. Y el domingo contarás los días perdidos para iniciar una nueva lucha. En definitiva, cada vez estás más seguro y dispuesto a apostarte el destino que con cada anochecer se va estrechando, como la manta que ya deja al descubierto mis pies.

Varios te han visto llegar hasta aquí. Te han acompañado, aunque tú no las llamaras para eso. Es bueno dejar constancia de las 10 del 22:

1. Losing my religion. Rem.
2. Why can't we be friends. War.
3. Fallen. Sarah Mclachlan.
4. Take my breath away. Berlin.
5. Your love is a lie. Simple Plan.
6. Yellow Ledbetter. Pearl Jam.
7. Bad day. Rem.
8. Leann Rimes. Please remember.
9. Tarde de domingo rara. Amaral.
10. Jet Lag. Iván Ferreiro.

Por último, felicitar a Viktor Faccuy: Mañana cumplirá un año su blog. Más de lo esperado, ¿no?

jueves, 10 de julio de 2008

La marca de la gloria

Creía que conocía ese estado inexplicable en que las emociones te superan, y tus actos parecen guiados pon una terrible cascada, incontrolable, de alegría extrema. Ahora sé que era solo adrenalina.

La gloria es ese vacío interior que queda cuando se consigue algo realmente anhelado: Lo sabrás cuando lo sientas: Si tienes dudas, es que no lo era. Y es que el motivo de la gloria, una vez alcanzada, desaparece y provoca vértigo. Ni siquiera te deja escribir con soltura. No puedes mirar a los ojos de los demás. Te ruborizas de tus propias sensaciones, incluso en soledad. Resoplas, y te convences, de que nunca jamás habías vivido algo así. Los ojos llorosos, el corazón resquebrajado, el estómago hecho un nudo, la imposibilidad de escuchar una canción como lo hacías hace solo un par de días. Viktor, la marca de la gloria es todo eso, y sobre todo vivir para contarlo, a sabiendas de que nadie te podrá entender.

lunes, 23 de junio de 2008

Bajo la influencia del 22...

Con las ganas que rebosan del siguiente escalón de la melancolía, y con la pausa recibida al haber transitado por rascacielos de puertas entreabiertas, él miraba a los lados con seguridad más allá de las paredes y aparente desorden que le rodeaba. Antes tachaba títulos, añadía palabras, cambiaba de dial con frecuencia. Entonces se dio cuenta que la mezcla puede ser la suma perfecta de los acuerdos, y la única solución válida en los asuntos corporativos, pero que la búsqueda de la perfección no entiende más que de una idea brillante, y basta. Y con ello pudo poner fin a su búsqueda, ay, rutinaria, un nuevo 22, de la perfección, mascullando que el equilibrio... es imposible.

Confía en mí
nunca has soñado
poder gritar
y te enfureces
es horrible el miedo incontenible

Entonces ven
dame un pedazo
no te conozco cuando dices
qué felices qué caras más tristes...
qué caras mas tristes...

Ella sabe y presiente
que algo ha cambiado
¿donde estás?
no te veo es mejor ya lo entiendo
ahora ya no me lamento
no sigo detrás
¿para qué?

si cada vez que vienes me convences
me abrazas y me hablas de los dos...
y yo siento que no voy
que el equilibrio es imposible
cuando vienes
y me hablas de nosotros dos
no te diré que no
yo te sigo
porque creo que en el fondo hay algo...

Ella no me imagina
cazando en los bares
viviendo deprisa
para qué para qué
cada vez que vienes me convences
me abrazas y me hablas de los dos...
y yo siento que no voy
que el equilibrio es imposible
cuando vienes y me hablas de nosotros dos
no te diré que no
yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo...
Oh! oh!
yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo...

Confía en mí
nunca has soñado poder gritar
y te enfureces
es horrible el miedo incontenible
Entonces ven
dame un abrazo no te conozco cuando dices
qué felices qué caras más tristes...
qué caras más tristes...

Piratas. El equilibrio es imposible.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Las 10 del 22, edición de mayo

No requiere de muchas explicaciones, más allá de las que puedan desprender los recuerdos dejados en este blog; una nueva edición de un ranking sin finalidad ni prestigio, sin señal identitoria ni, como muchos saben, sala de premiados. Porque este es un lugar que no existe, aunque otros solo crean que es una habitación pequeña con una ventana que da al mar y que por eso nadie abre desde hace tiempo. Gracias por pensar así, o por esa chica que supuso que tenía forma de cueva y por eso los visitantes llegaban exahustos a la orilla y no franqueaban la fina frontera que marcaba la oscuridad. En cualquier caso, es función del que caiga aquí, como destacado o desterrado, confesar qué ha visto y qué, ay, sobre todo, imaginado. Desde la más absoluta indiferencia que da el exceso de soberbia pero la falta de fama, y dedicado a los que se sienten diferentes un día sí, un día no, estos títulos resumen el mes:

1. Joaquín Sabina - Contigo.
2. Petula Clark - Downtown.
3. Pau Donés - Mi piace come sei.
4. U2 - Beautiful Day.
5. Tracy Chapman - Talkin' bout a revolution.
6. Amaral - Los aviones no pueden volar.
7. Van Morrison -
Have i told you lately that i love you.
8. Barry White & Luciano Pavarotti - My first, my last, my everything.

9. Ismael Serrano - Sucede que a veces.
10. Blink 182 - Everytime I look for you.

sábado, 10 de mayo de 2008

"Ruud, querido antihéroe", por Frédéric Hermel

Cayendo en las garras de la prensa deportiva, nunca supondría que hoy recibiría más caricias que arañazos. Reproduzco el artículo de Frédéric Hermel, al que un par de párrafos y la suma casi exacta de cercanía y literatura le han sido suficientes para conseguir un artículo innovador que me ha hecho detenerme algunos minutos y dejar el café aparte. No recibirá el Pulitzer, pero resulta complicado en estos tiempos encontrar sencillez y referencias comunes sin un irremediable aroma a dramatismo forzado o moralidad excesiva:

Ruud, querido antihéroe

La ultramediatización del fútbol ha transformado este deporte en un inevitable fenómeno social y a los futbolistas en personajes referentes para una importantísisima parte de la población. Hasta tal punto que, muchas veces, parecen seres irreales creados por unos guionistas. Tal y como lo son los héroes de las películas o las series de moda. Y, al igual que los personajes que brillan en la pantalla, resulta cada vez más difícil que se pueda valorar a alguien normal. Parecerse al pueblo, a los que te admiran, está mal visto por no decir despreciado. Estamos en una cultura de imagen donde los médicos tienen que hablar con mala leche y odio a sus pacientes, donde se echan flores a los serial killers y donde las estrellas tienen que destacar por su falta de educación y de respeto hacia los demás.

Miren bien lo que nos ponen en la televisión y en los cines. Los buenos sentimientos están prohibidos y la normalidad está asociada a la sosería. Buena gente equivale a antihéroe. Por ello, cada vez que escucho a Ruud van Nistelrooy, me parece ver a un extraterrestre perdido en este mundo mediático. Su sensatez, su sensibilidad y, repito, su normalidad denotan mucho. Ruud, ¡no cambies!


Nada más por hoy, sean felices, y no rían a estas alturas porque deje ver que me guste la normalidad.


Fuente: Diario As, 10 de Mayo de 2008.

jueves, 1 de mayo de 2008

Diagnóstico: Relativizo...

- Lo que queda claro es que usted padece de relativización. Sí, sí, relativiza las cosas. - insistía el doctor ante la atónita mirada de su compañero.
- ¿Cómo? Usted ha escuchado mi angustia, la que siento en los demás, las andanzas de mis variopintos enemigos y todas las historias que le he relatado estas últimas tardes... ¿Y concluye que es porque relativizo las cosas? ¿De verdad piensa que no me tomo cada uno de mis problema muy en serio?
- No, desde luego, pero lo que usted hace en cada obstáculo es relativizar el poder del ser humano para enfrentarse a sus problemas en cualquier circunstancia.
- ¿Y ese cree que es mi mayor problema?
- Más bien estoy seguro de que es el único. - concluyó con una mezcla de sarcasmo y contundencia, un poco hastiado de la limitada inteligencia de su interlocutor.
- Todo es relativo, bien pensado. - y musitando estas palabras, empleando un tiempo excesivo en cada palabra, tomó la puerta reflexivo y desapareció hasta el día siguiente.

martes, 22 de abril de 2008

Las 10 del 22, edición de abril

Sin chasquear la puerta, pero abriéndola, dejo caer las canciones prometidas de cada mes... y me quedo charlando con la discreción de Bob.

1. Andrés Calamaro - Elvis está vivo.
2. Amaral - Salir corriendo.
3. Iván Ferreiro - Personalidad múltiple.
4. The Kooks - You don't love me.
5. Bon Jovi - Living on a prayer.
6. Andru Donalds - What about you.
7. Celtas Cortos - 20 de Abril.
8. Iggy Pop - Passenger.

9. Julieta Venegas - Limón y sal.

10. Lucas Masciano - Al diablo con todo.

domingo, 20 de abril de 2008

A veces pierden los buenos...

Sí, nos parece que todo lo que hacemos es tremendamente importante. Analizamos nuestros aciertos y errores, rayamos en el psicoanálisis con cualquier excusa y nos recreamos en nuestras decisiones una y otra vez. Trazamos planes perfectos, estrategias preparadas ante cualquier anti-estrategia, y nos conformamos cuando todo ello nos asegura una victoria. Aplastante o exigua, pero segura. Cómo no creer en las tácticas de guerra, en el ataque de Pearl Harbour, en la perfección y planificación de las mejores obras de Shakespeare o de las novelas de Stendhal. Milimetradas historias de causa y efecto.

Pues no, no es tan sencillo. Lo anunciado no tiene memoria, lo seguro es volátil, y nuestros hechos son insignificantes respecto al destino. No tu destino, ni el mío, sino la maldita casualidad que nos acecha a todos. Así, con franqueza, con borbotones de sangre llenos de franqueza y convencimiento. Lógicamente incesantes. Si para ti las formas son importantes, enhorabuena, es cierto que algo podrás haber influido: y yo estaré contigo cuidándolas, pero no te desvié eso de nuestro principal objetivo: Que era conseguir algo que no se consigue finalmente. Que era no escaparse sin preaviso.

Me fascinó muchas veces leer libros de perdedores, seres trastornados y culpables, que reaccionan ante unas circunstancias desoladoras. El entorno terrible en todos los aspectos supone una buena justificación para acabar de una forma inadecuada. Son perdedores determinados desde la primera página, desde el primer acto. Al margen una sociedad vacía, vulgarmente feliz, con ciertos ganadores más simples, menos interesantes, pero también necesarios. Nadie se pregunta sobre ellos. Quizá yo tampoco mientras leía esos retratos. Me dejé engañar por el personaje principal, pero hay más gente con preocupaciones. A lo mejor no ocurre siempre, sólo a veces. Pero la culpa puede volar entre flores cercanas, más allá de que unas sean marchitas y las otras estén decoradas con merengue y azucar industrial. Si las abejas lo hacen, ¿por qué no las malas rachas?. Todo lo que puede caer, desgraciadamente, nos puede parecer que vuela. Y he llegado a estar convencido, ahora sí, de que es algo más que una creencia.

No hace falta, en definitiva, un camino de espinas a lo largo de décadas para llegar a perder, a decir adios. No se requiere de un sufrimiento atroz y continuado. Realmente es completamente secundario lo de dormir en hoteles con olor a rancio, tener novias drogadictas, autodespedirse de los peores empleos, presenciar los peores sentimientos de la condición humana. Ni caer en el alcohol, sollozar por presagios funestos de voces interiores, tener marcas de cigarrillos quemados en los brazos. No, desgraciadamente. Sí al menos supiéramos desde el primer día que somos los perdedores, podríamos aceptarlo y vivir tranquilos, impertérritos, echándonos el aceite ardiendo en la cara sin necesidad de que el destino nos lo recordará a cada lunes. Hoy lo has visto, un ganador que se va al garete. O al menos era un ganador hasta hace cosas de 2 meses. Sentimientos, proyectos, planes convencionales, metas tan poco ambiciosas como completamente ilusionantes para un ser normal, un ser de esos que no debían cuestionarse la esfericidad o no del universo. Él que estaba marcado con la etiqueta de ganador, y todo fuera de un plumazo. Atrévete, dime qué hizo mal. Dime que fue fruto de sus decisiones. Que el mundo necesita de justicia ante sus terribles actos. Que tú sabías que pasaría y precisamente tú lo ordenaste. Que cuando nadie creía que era posible, todo se fue al traste. Al menos habría sido un detalle que le hubieran avisado. Y tú por ahi perdiendo el tiempo con tus idioteces. No yo, que también, sino tú. Aprovecha mientras seas un ganador, porque no te queda mucho. Sí, lo eres, y todas esas cosas que te atormentan no tienen la más mínima razón de ser. Son nimiedades respecto a lo que nos ocupa hoy. No las olvides, tienes todo el derecho a ser profundo, aunque sea de perfil y con la mayor de las vulgaridades, aunque tú no lo sepas. Pero no te pases un pelo, y vive pese a ellas. No sé si te motivará demasiado, pero puedes ser la próxima equivocación entre perdedores y ganadores.

Porque a veces pierden los buenos, recuérdalo. Las estrellas gimen en el cielo en esta noche de lluvia cansada y luces que se apagan. Como ésta que me alumbra durante mis últimas sucesiones de letras por hoy. Por hoy, espero.

viernes, 21 de marzo de 2008

Creando rutinas: Las 10 del 22

Estos días Viktor Faccuy oscila más de lo normal y se le ve algo nervioso, tratando de encontrarse a sí mismo. No se deja interrogar, pero parece claro que esconde algo. Hace un par de noches le descubrí leyendo algo que pensé que había enterrado hacía tiempo: No me disgustó, más al contrario, pero me sirvió para comprobar que también dentro de los seres más irracionales encontramos gestos de convencionalismo o de sentimentalismo barato, aunque ninguno de estos adjetivos provocarán precisamente una mueca de asentimiento en él.

Hoy tenía esa cara de saber que había pasado un día que no recuperaría. Cuando se ha levantado de la cena no recordaba hechos sobrenaturales ni estruendosos acontecimientos aunque fueran de lo más externo. Por eso supongo es por lo que me ha confesado que quería plasmar, cada día 22 que se fuera de vacío, las 10 canciones que le habían perseguido, aunque fuera de perfil, en las últimas fechas. En el último mes. Así que sí, Viktor Faccuy ha decidido crearse una rutina a pesar de mis consejos y advertencias: "Te criticarán, te llamarán superficial, harás una obviedad, perderás a tus fieles por aún menos que 30 monedas de plata", han sido algunos de mis avisos. Él sólo ha acertado a encogerse de hombros, sin darse siquiera la vuelta, pero con una seguridad tan aterradora en su caminar que no me ha dejado dudar de que este ranking mensual de canciones de alguna manera es algo mucho más importante de lo que tú y yo creemos. Y con el destino, amigos, yo aparco las discusiones.

1. Los Secretos - Pero a tu lado.
2. Melón Diesel - Quiero un camino.
3. Los piratas - Promesas que no valen nada.
4. Duncan Dhu - En algún lugar.
5. Joaquín Sabina - Pongamos que hablo de Madrid.
6. Thomas Fersen - Cosmos.
7. Pedro Guerra - Lazos.

8. Norah Jones - Wish I Could

9. El canto del loco - Eres tonto.

10. Deep Purple - Smoke on the water.

jueves, 6 de marzo de 2008

Parece que la vas a romper...

Y no, nunca has estado más lejos de hacerlo. Te amparas en excusas, en circunstancias concretas, en una evolución que como todo pasado es imposible de cambiar. O se rompe solo, o tú solo provocarás magulladoras leves, y tendrás la indecencia de mirar para otro lado cuando los demás pasen por ahi y se pregunten quien rompió el mobiliario.

Hoy, además, has recordado algo que te hacía bueno. Y en estos tiempos de dudas e inseguridades internas te ha hecho fantasear durante un rato. Brindemos por esos ratos, Viktor. Puede que sí la vayas a romper, que estés a punto, dando un rodeo. Porque el engaño, la miseria y los buenos resultados desembocan en la misma plaza, te daremos una enésima oportunidad:

Parece que la vas a romper
y tienes que volver a empezar
mírate dentro en lugar de arrojarlo
siempre a los demás.

Ya se cómo les vas a mentir
conozco tu estrategia
quieren oír lo que quieres decir
y acabas dándole la vuelta.

Cuántas veces más nos buscaríamos la vida
queriéndonos lamernos las heridas.

Ya se cómo te vas a sentir
lo tengo en mi cabeza
me gustaba escuchar tus canciones
detrás de la puerta.

Ya saben que no voy a volver
estaban en lo cierto
cuando me viste sacando mis trastos
supiste que ya era imposible.

Cuántas veces más nos buscaríamos la vida
queriéndonos lamernos las heridas.

¿Cómo voy a olvidar todo lo que hiciste por mí?
¿Cómo voy a olvidar todo tan deprisa?

Parece que la vas a romper...

Nos invaden los rusos - Quique González (2007)

martes, 19 de febrero de 2008

Encontrando la voz en otros

No me malinterpreten: Ya sé que les suenan las historias de jóvenes que sienten que no pueden decir lo que quisieran decir. No, no es exactamente así esto que me sucede. Yo me refiero a algo casi físico, si es que en los sueños existen materias tan insospechadas como la física, cuando uno no puede emitir palabra por mucho que lo intente. Sí, exacto, como en una televisión con el volumen al mínimo, se esconden a veces las palabras de la boca en algunos sueños. Son como duendes que miran a otro lado, como películas donde uno deja de participar activamente y debe recibir los destinos de un subconsicente, malévolo y travieso, que decide por nosotros. Y decide, oh, quitarnos la voz. Y en ese momento se echa de menos ese pequeño foco de libertad, y mejor que hablar uno decide gritar: Pero no es posible, no hay forma de recuperar ni un mínimo hilo de voz: lo más que se puede contemplar es un mundo corriente donde el único cambio es nuestro silencio no elegido. Furia y rabia sin alcanzar su máxima expresión, porque yo no sé ponerme del todo furioso sin la palabra.

Luego se despierta, y no queda casi rastro: Uno se quita dos grados de temperatura de la frente, al menos, suspira por estar un poco (o un mucho) más loco y un mucho (o un poco) menos mudo, y hasta esboza una pequeña sonrisa: Pasarán horas hasta que vuelva a abrir la boca, y durante todo ese tiempo podría asaltarme la duda de saber si sigo sin tener voz o no. Pero tengo una extraña seguridad que me dice que incluso, en el peor de los casos, no será necesario siquiera tener esa voz por la que antes me preocupaba: Despierto siempre puedo echar mano de la voz de los otros. Reflexiono ahora y me digo que a lo mejor podría avisar a otro para que dijera lo que no puedo decir yo por esa pequeña cuestión física: Sería algo así como coger tiza y pizarra, papel y boli, o sangre sobre piel y escribir al mundo qué es lo que quiero (¿debo?) decir. Tal vez sería una solución válida en mis sueños, si ese guionista con gorra que controla todo me dejara introducir modificaciones.

No lo sé, sinceramente. No sé que no sé, y rompo con la escritura anterior, con otras palabras otra organización, otro objetivo aunque no conozca cual. Tengo dudas y poco que decir: Me cuesta que las palabras salgan con sentido de mi, me dan ataques de insinceridad y ahora solo quiero que los demás hablen por mí: No me conozco. Contradicciones. Bueno, esas sí. Otros que hablen por mí mientras yo hablo aquí, escribo sólo, sin casi mirar las letras, escuchándolas en mi cabeza. Miento de nuevo, o no soy exacto: en mi oido se desliza Andrés Calamaro diciendo: "no sé que quiero pero sé lo que no quiero, sé lo que no quiero, y no lo puedo evitar". Acabáramos... tal vez después de todo lo que escriba esté determinado por lo que escucho, lo que escucho por lo que hablo, y lo que hablo sea absurdo y traten de decírmelo de alguna forma los hados en sueños, que lo que no hablo sea precisamente lo que debería decir, escribir, escuhar por todas partes.

Sólo espero tener a mano el mando del televisor en mi próximo sueño, si es que me da tiempo a vivirlo y no sólo a leerlo en diferido. "Yo soy un loco, que se dio cuenta, que el tiempo es muy poco": Sé que no me creerán, pero es lo que dice la siguiente canción de Calamaro: Pueden buscarla si no me creen. Y si es mentira, no me lo tengan en cuenta, últimamente me cuesta distinguir entre sueño y realidad. Que además, me martillea algo por dentro cuando leo un título como éste, "Encontrando la voz en otros", desperdiciado por una noche sin inspiración, y pienso que es un crimen escribirlo aquí y rodearlo de forma tan primitiva.

Seguiré dando vueltas una mica de eternidad. Tal vez un día retome como comenzó esta entrada, o haga una introducción a esta salida: valga, sino, ésta por dos.

viernes, 25 de enero de 2008

Simplemente... Y tú no lo tienes

Una respiración con matiz de silbido apagado, unos segundos de silencio, y aquella sombra no pudo retener más lo que rumiaba desde hacía tiempo. Sin más envoltorios le dio su veredicto: "Para escribir no hace falta talento ni drogarse hasta la extenuación, simplemente hace falta tener algo que contar. Y tú no lo tienes. Sólo eres capaz de hablar por hablar, vacío, eternamente: será algo que deberás solucionar antes de tener una pluma en la mano".

domingo, 20 de enero de 2008

Presunción y culpabilidad

La presunción es una capacidad humana que está repleta de connotaciones inusuales: La presunción es adoptada por término general en momentos de crisis, en los que la falta de confianza y de motivos de diferenciación acechan. Es un arma arrojadiza que se echa a los demás, tratando de encontrar un espacio vacío en los otros para alimentar el propio ego. Es un ataque, que además se identifica por ser viciante: Se llama a sí mismo varias veces, y no calma el ánimo del presunto presuntor sino se repite una idea cuatro veces. La misma idea, pero con el objetivo de presumir cuatro veces... ¿quién no querría aprovechar un solo regalo para disfrutarlo 4 veces por igual si pudiera? Pues esa es la base de la presunción: No hay droga que la supla, porque la presunción la mueven movimientos encontrados: la mueve no poder responder por algo, tener la conciencia intranquila, saberse convencido de no tener razón y refugiarse en otras ideas: No tengo X, aunque no lo reconoceré nunca no puedo dejar de pensarlo, pero que y tengo. ¡Qué Y! Debo demostrar mi Y para que olviden mi X, si hace falta exagerando mi Y.

Nadie puede escapar a ser objetivo de la presunción: una gesta pasada, una aventura, un amor, o la disponibilidad de un sacapuntas encima de una mesa bien valen para ser adorados: Porque esa pasión excesiva, irracional y terriblemente reciente, obviada anteriormente, denota un punto flaco. Su único objetivo es hacer dudar a los que le rodean de si tienen o no un sacapuntas en la mesa. Y cuando lo vean... ¿cómo no sentir que debe ser poca cosa comparada con el sacapuntas del presuntor, si le dedica esas terribles palabras? Estás en su laberinto. En teoría perdido. Pero es fácil salir, no tienes porque llegar a su salida, puede que las haya cortado todas. Es tan fácil como salir por arriba del laberinto, todo el mundo sabe que ningún laberinto tiene techo, sino nos e verían los caminos desde arriba.

Ha pasado el tiempo de lanzarse cuchillos jamoneros, dardos sedantes, e incluso ataques verbales mentando a la inutilidad y falta de inteligencia del rival. Hoy lo que se vende son sentimientos de tres al cuarto, infantilmente aderezados, con sabor a pimienta seca, que tienen menos de verdad que de culpabilidad. Y son muy fáciles de detectar, por lo que es un problema menor. Ínfimo. La presunción como ataque, de los hombres sin confianza, es un lamentable espectáculo que sólo merece nuestra compasión. Si un día decido convertirme en un presuntuoso, no me cubriré de plásticos: Seré el mayor presuntuoso que habite la tierra, y me moveré convencido de ello. Moveré tierra y aire para presumir de mis pasiones allá donde vaya, siempre, sin discusión. Pondré una placa en mi camisa para que todos lo sepan: El presuntor (por aquello de tener más fuerza que presuntuoso). Como dijo Henry Miller en "Trópico de Cáncer": "El mundo que he abandonado es una casa de fieras. Amanece sobre un mundo nuevo, una jungla por la que vagan espíritus flacos y de garras aguzadas. Si soy una hiena, soy una hiena flaca y hambrienta: Salgo de caza para engordar". E incluso eran rescatables otros párrafos previos, pero la entrada termina aquí, porque, presunciones aparte, sé bien donde termina esta historia, y eso basta para no seguir escribiendo más por hoy. Presuntos presuntuosos, por favor.

viernes, 18 de enero de 2008

Pánico a los años pares

Aquella mañana se levantó con el gesto torcido... mirando a la ventana sin encontrarla donde todas las mañanas y con una excesiva intensidad lumínica. Ya eran las 10 de la mañana, pero no se hacía al día, a la vida, al medio. Había perdido en un momento lo que le había costado ganar un año. Y entonces se dio cuenta: Año par, como no se había dado cuenta. Más bien, cómo no había notado que era eso precisamente lo que había notado sin saber por qué. Así que entre debates y lamentos se dijo: "Tocará dormir un año hasta 2009", y tras equilibrar la cama con un nuevo libro en la pata derecha y disimular la cojera, cerró los ojos nuevamente.

Afortunamente, la intranquilidad solo le duró dos horas más, y como todos los años desde hacía 11 se levantó y cambió la hoja del calendario de dibujos animados de diciembre de 1997 a enero de 1997. Una nueva vida, con dibujos nuevos, nunca detenidos más de 31 días: Y una magnifica sensación de seguridad, de deja vu, al saber que la nueva escena era esperada: diferente, pero conocida. Todo seguia igual por Manhattan Street un nuevo 1 de enero de 2008, e incluso el café seguia oliendo, por el momento, a café.