sábado, 18 de octubre de 2008

Y la infancia recluída en archivadores verdes...

Porque a medida que se gana responsabilidad se pierde fantasía, porque las formas obligan a olvidar la inocencia, porque la vida ya no te deja ser ingenuo, o por puro azar combinatorio, lo cierto es que te han sorprendido esas hojas de papel milimetrado: Apenas recordabas la lista de alturas y pesos, no tenías ni idea de haber estado ente Birli y Birloque, y habrías apostado sobre seguro porque nunca habías viajado al centro de la tierra. Debe ser que llevas 3 o 4 cientos de vidas recorridos que no te dejan recordar lo que queda atrás después de cada salto, cada nueva etapa. Menos mal que entonces quedan las noches de absurda melancolía y los archivadores verdes. Así que sí, al menos como recuerdo, ahi les dejas un particular (y muy pasado) viaje al centro de la tierra, orgulloso de que haya formado parte de tu evolución:

En realidad no estaba muy convencido. Era un tunel algo pequeño pero para mí era lo más impresionante que había visto en mi vida. Había un problema. Un cartel ponía: "Solo para mayores de 18 años". Además es obligatorio llevar calcetines de hierro, cuida-narices, ir boca arriba y pagar 25 pesetas. Las 25 pesetas sí las tenía pero mi edad no era suficiente. Decidí ir escondido hasta allí, y en un momento de despiste del guarda, me colé. Pero, como en una cosa muy importante, hay más guardias. Me salvé por los pelos. Casi me cogen pero mi suerte me hizo volver a casa, eso sí, bastante nervioso. Aunque seguí intentándolo. Esta vez me salió bien. Le di una patada al primero, y al segundo y al tercero les dije que había un incendio. Cuando volvieron, ya lo tenía puesto todo (incluso tenía una bolsa de patatas fritas para tomármela puesto que el viaje duraba 30 minutos y 15 estaría al descubierto).

Había murciélagos, vacas, de todo, pero eso fue de lo que había más. A los dos minutos sentí una sensación de calor pero enseguida se me quitó. Seguía adivinando cosas. Sabía que estaba en una zona de tomillo. No me equivocaba. Era una sensación apasionante, alucinante, increíble, lo que nunca podía haber imaginado. Los calcetines de hierro se iban desgastando pero como quedaba solo un minuto para salir al exterior estaba tranquilo. Ahora me disponía a abrir la bolsa de patatas, con curiosidad en el cuerpo de si serían verdad las cosas que me habían imaginado. En efecto, era así. Y mientras me acordaba de la primera vez que lo vi, las dudas que tenía, y el problema que al final conseguí superar.

Me quedaba ya poco, estaba en una recta, y bajaba de velocidad. Cuando llegué, el señor que preguntaba qué tal había ido se quedó muy extrañado al ver que no tenía suficiente edad, pero amablemente me ayudó a quitarme los calcetines de hierro, y él quitó también mi cuida-narices.

Llegué al colegio a las 9:30, como siempre, pero con una gran sonrisa por haber estado en ese gran tunel.


Mi viaje al centro de la tierra. Viktor Faccuy, cuando contaba 10 primaveras.

3 comentarios:

Andrés Schmucke dijo...

Hola, pasaba por aquí para echarle un vistazo a los nominados a los premios de 20 minutos. Aunque no estamos participando en el mismo renglón vine a pedir vuestra colaboración, solo pido un voto que no enriquece ni empobrece a nadie, claro que pido ese voto siempre y cuando te haya gustado lo que viste al pasar por mi espacio. Si no te gusto lo que viste pues no votes por mí.

Tremendo blog, un saludo desde Venezuela.

Andrés Schmucke.

Hiperbreves S.A. dijo...

Interesantes textos, me ha gustado el enfoque infantil. Ánimo y a seguir escribiendo. Somos compañeros y competidores en la categoría de ficción, así que sólo voy a pedirte 20 segundos de tu vida para que accedas a mi blog http://www.hiperbreve.blogspot.com y leas alguna de mis pequeñas historias. Si en conciencia piensas que podría merecer tu voto, adelante. Si no, me basta con que me dejes un comentario sobre lo que hayas leído. Muchas gracias.

Viktor Faccuy dijo...

Gracias a todos por la visita, y suerte en el concurso de blogs, al fin y al cabo lo que cuenta es darse a conocer. Seréis bienvenidos a pasaros por aquí cuando queráis.