sábado, 13 de diciembre de 2008

Inestable

Hago listas de tareas que no cumplo en absoluto.
Me esfuerzo en conocer a gente a la que el día siguiente decidiré no volver a ver.
Cambio cada semana de promesas siendo imposible encontrar ninguna que valga la pena mantener.
No estoy triste ni alegre, y busco mis sensaciones entre los estados positivos y negativos de la euforia.
Caigo varias veces sobre la misma herida, aún arrepintiéndome cada vez que lo hago.
No duermo y pienso en ella, más a los pocos minutos decido que no es lo que quiero. Conseguirla sería el peor de mis fracasos. Sólo que no conseguirla es el segundo peor de los fracasos.
Bebo mucho, y siempre tengo sed.
Cambio monedas por oportunidades que siempre desaprovecho, casi desprecio.
Me esfuerzo en acicalarme con una colonia que sin embargo el día anterior diluí con vodka y agua.
Me abofetean sin escrúpulos, y no reacciono más que dejándome llevar, olvidando mis principios, en los cuales pienso más que nunca.
Dicen que estoy llegando a la meta. Tal vez aquellos atajos no fueran la solución a todos mis problemas. Yo con todo me veo más lejos que nunca.
Me digo que debo dar vueltas en círculos antes de que sea tarde, antesde andar de más, y pese a todo acelero con más fuerza, por inercia.
Lo único que no cambia, ¡ay!, es este estado que te define: Inestable. Hoy, mañana, y ayer. Muchos días acumulados. Ninguna solución. Al menos esa filósofa que no soportabas dirá que te encontrarás entre todas esas cosas lo mejor de la vida, que sólo en los extremos encontrarás lo realmente valioso. Y tú seguirás pensando en eso que leíste y te harás el bobo un poco más. ¿Hasta cuando? El tiempo corre.

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