sábado, 10 de mayo de 2008

"Ruud, querido antihéroe", por Frédéric Hermel

Cayendo en las garras de la prensa deportiva, nunca supondría que hoy recibiría más caricias que arañazos. Reproduzco el artículo de Frédéric Hermel, al que un par de párrafos y la suma casi exacta de cercanía y literatura le han sido suficientes para conseguir un artículo innovador que me ha hecho detenerme algunos minutos y dejar el café aparte. No recibirá el Pulitzer, pero resulta complicado en estos tiempos encontrar sencillez y referencias comunes sin un irremediable aroma a dramatismo forzado o moralidad excesiva:

Ruud, querido antihéroe

La ultramediatización del fútbol ha transformado este deporte en un inevitable fenómeno social y a los futbolistas en personajes referentes para una importantísisima parte de la población. Hasta tal punto que, muchas veces, parecen seres irreales creados por unos guionistas. Tal y como lo son los héroes de las películas o las series de moda. Y, al igual que los personajes que brillan en la pantalla, resulta cada vez más difícil que se pueda valorar a alguien normal. Parecerse al pueblo, a los que te admiran, está mal visto por no decir despreciado. Estamos en una cultura de imagen donde los médicos tienen que hablar con mala leche y odio a sus pacientes, donde se echan flores a los serial killers y donde las estrellas tienen que destacar por su falta de educación y de respeto hacia los demás.

Miren bien lo que nos ponen en la televisión y en los cines. Los buenos sentimientos están prohibidos y la normalidad está asociada a la sosería. Buena gente equivale a antihéroe. Por ello, cada vez que escucho a Ruud van Nistelrooy, me parece ver a un extraterrestre perdido en este mundo mediático. Su sensatez, su sensibilidad y, repito, su normalidad denotan mucho. Ruud, ¡no cambies!


Nada más por hoy, sean felices, y no rían a estas alturas porque deje ver que me guste la normalidad.


Fuente: Diario As, 10 de Mayo de 2008.

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