miércoles, 1 de agosto de 2007

Cantautor de principios: En esto me baso

Tampoco hoy veía ningún interés en acabar aquí en soledad. No es que tenga nada contra beber sólo en este blog de cubatas seguramente cargados y palabras punzantes, pero siempre viene bien un buen tipo que se lleve los flashes, más cuando los merece, si no tienes nada bueno que decir hoy de ti. Así que dando un rodeo antes de doblar la esquina más cercana, y guiado por unos sonidos que se fusionaban como partículas atómicas, indistinguibles los sentimientos de las canciones y el corazón de la garganta, he acabado dando con César Rodríguez, déjenme repetir aquello de un buen tipo.

¿Y quién es este hombre? Es un actor secundario para muchos, y sin embargo un referente. Un tipo que cree mucho en lo que hace, y sólo eso ya es la mitad de lo que se le debe pedir a un músico. En su haber encontramos más de 10 años de música auténtica, dando conciertos por aquí y por allí, pero principalmente en bares y garitos que poco tienen que ver con las Ventas. No me extrañó leer en su biografía que de chaval "nunca le gustó hablar en público o exponer sus ideas", y sin embargo por ello aun tiene más merito lo que hace: se sube a un escenario sin más máscara que su guitarra y los recuerdos de sus cuadernos. Ya, por qué no decirlo, también con la experiencia de los años, tras ser un alumno aventajado de la música que no necesitó más maestro que las ganas de cantar y de trasmitir con su guitarra lo que la electrónica no conseguirá nunca: desgarradora y eterna vida.

Cercano en los conciertos, casi un showman en los tiempos que corren, César Rodríguez tiene muchos lados y es difícil de encasillar. Su música se asocia a la canción de autor, por el aroma musical que destilan sus canciones ("en ocasiones una guitarra puede hablar por si sola", afirma) y por sus letras.

Puede convencernos de que el desamor es insuperable en Echarte de menos o Te extraño, o animarnos a iniciar una pequeña revolución en En esto me baso o en El blues del mosqueado; puede ser socarrón en algunas canciones (Pues será), o ser absolutamente comprometido evitando la demagogia en su deliciosa Pensarán o en Mi barrio. Aunque para ser justos habría que examinarle escuchándolo más que leyéndolo, ya que es la brisa musical la que a uno le hace adentrarse o no en un artista, queden como ejemplos aquí pequeños fragmentos:

Porque yo me remito sobre todo a mi pasado, que es el que he manejado.
Y creo en lo que creo porque lo tengo a mi lado y lo demás no me ha importado.
Y escribo lo que escribo por sentirme liberado.
Y en esto me baso.

(En esto me baso)

Fue dura la batalla, conservada en esas vidas
la lucha mantenida con el pesar de esos días,
ropa manchada de sangre, sonido ensordecedor,
continúa la pelea, ya llegó la artillería.
Y en cada bala va un alma, en cada dedo un gatillo,
corazones que rebosan de furia y rabia.

(Pensarán)

Hacía una semana que no sabíamos nada,
pensamos que su vida ya estaba recuperada.
Y de pronto aparece con la camisa rajada,
los pantalones sucios y la cara amoratada.

Me acerco a él, y, con miedo, le pregunto,
confiando en que llegó a un acuerdo con el mundo
‘Qué pasa, ya no te vemos a diario’.
Me voy a robar al centro, que resulta mejor barrio’.

(De Barrio)

Se ha caído la alcayata que sujeta el calendario por el peso de los días.
Los relojes se han parado pero el tiempo ha ido pasando de puntillas.
Mi pecho contaminado se ha estrechado y no respira,
y me he fumado unas alas para ver de vez en cuando que no es tan mala la vida.

(Echarte de menos)

Nunca ha grabado un disco, pero entregados a su causa no le faltan: entregados fans, aunque la palabra no tenga buena fama. Fama que, por otra parte, no parece ser el destino de César. Vive de esto, pero algunos de los que leen su nombre lo hacen por primera vez. Aunque algún directivo llamaría robo a que encontremos muchísimas de sus canciones en su pagína oficial (y desde hace muchos años cuando nadie creía en esta forma de darse a conocer y youtube ni siquiera era una idea), es coherente con él mismo. Escuchen Pensarán y Cortando rosas, por poner dos clásicos, y comprobarán lo que he contado desde el principio.

Hubo un tiempo, cuando era adolescente, que pensé que admirar a la gente era un gesto de debilidad. Hoy esa etapa está superada, y me declaro uno más de la causa de César Rodríguez. Mucho más que un cantautor, es la esencia en carne viva de la música. Sea o no nuestro estilo, no creo que encuentre demasiados enemigos por donde vaya. Mientras él siga creyendo en lo que hace, los demás tenemos un motivo más para dejarnos de excusas y pasar a la acción. Hacer lo que queramos hacer, y eso basta. Pavese se ríe, dice que me voy a convertir en un maldito moralista antes de llegar a los primeros quince días de existencia del blog. César Rodriguez se hace el sorprendido por el artículo, pero acaba dándole la razón sin malicia. Diría que se ha montado un complot contra mí entre mis invitados, pero me llamarían paranoico.

Reseña de César Rodriguez en El mundo

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