viernes, 27 de marzo de 2009

Cuestión de mariposas..

Siendo realistas, no queda mucho por inventar en el terreno de las ideas y los teoremas. Si ya pasamos al terreno de las ideas, tanto peor: unas recuerdan irremediablemente a otras, es inevitable. Pero obviando la imposible originalidad, me ha gustado cruzarme esta semana con el efecto mariposa. Sí, ese fantástico fenómeno que afirma que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema natural, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas completamente diferentes. El nombre proviene de su versión más poética, la definición de un antiguo proverbio chino que decía que el aleteo de las alas de una mariposa puede generar un temporal al otro lado del mundo. Aún no me acostumbro al vértigo que supone reflexionar sobre ello, aunque sea para dudar sólo un instante de su certeza. Porque si es así, debo confesarles que muchos de los temporales futuros podrán deberse al movimiento de mariposas en mi estómago últimamente (terriblemente insensato, ¿y qué?).

Así acaba la semana de dudas sin solución: Opciones que no ejerzo, futuros que no existen, temporales terrenales que, sin embargo, no me parecen menores que la peor de las tormentas, y caprichos que me alejan de la senda marcada. Pero con la esperanza de que en los últimos rincones de oriente, o de occidente, o de New Jersey, surjan cada día efluvios de infinitas representaciones del efecto mariposa que me trastoquen los planes.

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