martes, 20 de octubre de 2009

Agachando la cabeza

Sin rumbo, cada vez más lejos del rastro que dejaban mis ideas de nuevo Bob Dylan, continúo agachando la cabeza. Peligra, además, la integridad: Descubres que cada día se te da mejor mentirte. Y por eso aún agachas más la cabeza. Miras el reloj y descubres que has echado a perder tu planificación de los dos próximos días. Y sólo por eso, aachas un poco más la cabeza. Sugieres con optimismo a los demás que persigan sus sueños. Y al darte cuenta de la antítesis que supone con los tuyos, agachas un poco más la cabeza.

Sé positivo, el día que vayan a partirte la cara, es muy probable que ni siquiera la puedan encontrar a este lado del horizonte.

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